lunes, 6 de abril de 2015

Hola, soy escritora.



Bueno…llevo quizás varios años planeando escribir este mensaje y me parece surrealista ver que por fin voy a hacerlo.
Y de escribir va la cosa, ya puestos.



Hace como tres o cuatro años me planteé la posibilidad de sacar partido a mis ratos libres, “muertos” o de insomnio... escribiendo. 

He participado en numerosos debates a cerca de lo que hace escritor a un escritor con muchos que, como yo, creíamos que escribir era lo más difícil con lo que tendríamos que lidiar. Sin duda hay opiniones para todos los gustos, pero lo que yo pienso es que el escritor se hace escribiendo (y leyendo). Pero al buen escritor lo hacen los lectores honestos y las críticas.
Desmenuzar una historia para que todos la vean tan clara como tú la tienes en la cabeza, es de las cosas más agotadoras que existen, y tener el “valor” de exponer el resultado…ya ni les cuento. Entrecomillo el valor porque aunque lo más sensato es desear que todos lean lo que uno ha creado, siempre existe el respeto a ese tipo de exposición; no podemos evitar un cierto sentimiento de pérdida de intimidad entremezclado con la curiosidad por saber si la historia puede gustar tanto al lector como al escritor. Y yo al menos, me debato entre esas dos vertientes.



Siempre he sido consciente de los puntos fuertes y flacos de aquello que hago. Soy la primera en advertir tanto las fortalezas como las debilidades de lo que construyo, y me ha sorprendido darme cuenta de que, tras mostrar la obra a conocidos, todo lo que ellos veían bien o mal, yo ya lo había visto. 
Y ahora se preguntarán: Si ves los puntos flacos ¿Por qué no los corriges? Pues sencillamente porque están tan entrelazados en la trama que modificarlos supondría comenzar de nuevo, y porque, siendo la primera novela, me puedo permitir cierto tipo de “licencias”…como la de cometer todos los fallos juntos.
Sin duda mi aspiración no es creer que pueda llegar a vivir de ello. Soy de las que se conforman con escribir cuando quiera y hacer con lo que construyo lo que me venga en gana. Con esto no me haré millonaria, pero quizás tengo algo que no tienen los escritores millonarios: potestad absoluta sobre mi trabajo. 

No descarto la posibilidad de sacar provecho económico algún día, pero tampoco es a lo que aspiraba cuando comencé, con lo cual me siento absuelta de padecer desilusiones o chascos en el futuro. Lo que no quiere decir que no valore mi trabajo y que vaya a regalarlo. En este blog relato algunas de las formas que he encontrado de autopromocionarse, venderse, publicar, etc... que no cuestan un duro y que están al alcance de todo el mundo (vistas desde mi más que modesta experiencia).

Igualmente están invitados a pasearse por él libremente, comentar y descubrir que, entre las páginas, dejo los enlaces a mi primer trabajo (son 4 en total).
Y con esta me despido...
Agur!





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