lunes, 26 de enero de 2015

Cuando la memoria olvida - Noelia Amarillo

Voy a intercalar algunas críticas literarias con mis entradas habituales.
Y diréis ¿Por qué?
Bueno, siendo totalmente honestos, en la opinión que cada uno (sobre todo si eres escritor) pueda tener sobre el trabajo de otro, se pueden adivinar qué tan buenos son los gustos del crítico. Por ejemplo, si dijese que 'Cincuenta Sombras' es mi novela favorita, se podría dar a entender que me faltan algunas luces y que mi gusto literario está enfermo y visto para sentencia.
O lo que es lo mismo, alguien intuiría que si soy escritora, mis obras tendrían muchas pinceladas de ese estilo. Bueno, o eso quiero creer yo.

Comenzaré con una novela que me leí hace unos días: "Cuando la memoria olvida" de Noelia Amarillo.
Noelia Amarillo es una administrativa de 42 añitos a quien, al parecer, le sobra tiempo para dedicarse a escribir novelas de género romántico-erótico. En su momento, allá por el 2011, fue ganadora del I Premio Narrativa Romántica 'La Máquina China'. Desde el 2010 hasta hoy lleva publicadas unas 15 obras en las que las palabras deseo y ardiente se repiten como cien veces. 
Se sobreentiende con esto que para que una novela se venda deben aparecer en el título palabras en imperativo, posesivos y de género erótico-festivas (sedúceme, átame, cómeme, muérdeme, atada a ti, tuya, suya, mio). 




¿Que cómo acabé leyéndome ese libro? Pues por recomendación. La mayoría de las personas consumimos según qué cosas gracias a leer comentarios positivos de personas de las que nos fiamos medianamente. Yo no me fiaba mucho de las que me recomendaron este libro, pero sí es cierto que me apetecía darles un voto de confianza.

Reseña:

Comencé la lectura muy ilusionada ya que llevaba tiempo intoxicada por novelas completamente ridículas, escritas por aficionadas que sólo saben hacer moquear a sus protagonistas y desnudarlos a la mínima de cambio. Y no lo digo con maldad sino siendo completamente sincera. 




Esta novela trata sobre una pandilla de amigos de Madrid, niñas y niños. Comienzan con once o doce años cada uno y va narrando la evolución y relación de sus personajes hasta la edad adulta. Concretamente se centra en Ruth y Marcos, dos de los chavalines que cuando dejan de serlo hacen "cositas" una y otra vez. 
La autora se empeña en que veamos una historia más allá de esta mini sinopsis que he hecho, pero de verdad que no lo hay. Casi cuatrocientas páginas vacías de contenido y continente. No me atrapó para nada, de hecho, casi quería saltar del crucero de banalidades en el que la señora Amarillo nos embarcó con la promesa de algo más profundo.
Las escenas tórridas, contadas con más bien poco tacto, y en algunos casos dejando al lector al borde de la arcada, me dejaban más fría que el mármol. Las conversaciones entre esos dos protagonistas casi que me provocaban ganas de atizarles, a él por soltar reverendas crueldades que ninguna mujer debería oír, y a ella por permitírselas e incluso perdonarlas. La autora se excusa escribiendo en tercera persona y cuando el chaval le dice 'lindezas', luego en su interior él explica que no lo está sintiendo realmente. Pero, a ver, la chica no te lee la mente ¿verdad? por lo tanto ella se quedó con el mensaje y, por si fuera poco, le da igual.
Aviso de Spoiler: Por poner un ejemplo, se encuentran después de..no sé, ¿diez años? y se acuestan casi sin hablar de nada interesante. Él demuestra que es un salido patológico y ella pues, está más macizorra que a los doce. Los describe como dos jóvenes adonis cachondos y, cómo no, ella virginal y pura, espera  ser desvirgada por el machote que, en cuanto se entera, infla el pecho y se cuelga doce medallas al honor y a la gloria. 




¿Se puede ser más predecible y decepcionante?
¿Acaso estaría mal visto que sea ella la que tiene experiencia por una vez? ¿Cuándo mataremos y enterraremos el mito de la virginidad?
Pues después de este encuentro, la chica se da cuenta de que no ha usado condón (es en esta escena cuando puede que le den a uno ganas de vomitar). No es por ser purista, de verdad, pero hay cosas que son innecesarias de narrar y de leer. Osea, la desvirga y ella queda en cinta (no tendría por qué, pero ocurrió. El chico, como buen machote, donde pone el ojo pone la bala). A partir de ese día ella no se acuesta con nadie más y él sigue trincándose a las que puede y más. Un mojón de manual. Y eso que prefiero no comentar las lindezas que este machote le dedica casi después de cada encuentro. 
Los diálogos son de traca, repetitivos, cansinos, más de lo mismo, no te descubren nada. Cada personaje es igual al anterior. Todo gira en torno a los protagonistas, como si el resto del elenco no tuviese vida propia.
Yo leo esto y se me quitan las ganas de vivir, en serio. Seguimos escribiendo ficción de la ficción para mujeres adoradoras de sus hombres, felices amas de casa, seguidoras de programas del corazón y de películas de bajo presupuesto. 
Tenemos el poder de cambiar las mentalidades retrógradas usando nuestro talento y una pizca de progresismo, pero preferimos rebajarnos a dar lo mínimo, a no arriesgar y a no crear. Mejor lo viejo conocido que lo nuevo por conocer

La novela no arriesga, no enseña, no se quiere a sí misma y por lo tanto ni gana ni destaca.
Pero diré algo a favor de la autora: sabe escribir, sabe hacer historias, sólo que esas historias son las mismas de siempre y flaco favor hace a las que aún creen en cuentos de hadas.







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