miércoles, 26 de noviembre de 2014

Mamá... ¡he escrito un libro!

¿Y ahora qué?

Mientras buceaba por Internet descubrí un enlace que me llevaba a participar en un concurso literario de prestigio. El premio eran ni más ni menos que 21.000 euracos más la publicación de la novela. ¡Casi nada!
Ni qué decir tiene que a falta de dos días para que finalizase el proceso de recepción de ejemplares, ésta que está aquí dijo: ¡Allá que voy! con dos cojones.
Pero lo más gracioso no fue que me creyese capaz de ganar semejante concurso siendo novel e indie perdida... no, no, ¡lo mejor fue que ni siquiera había acabado la novela! Si, ríete.

Abrí el documento y viajé hasta la última página...250 páginas. Fruncí el ceño mientras leía el último párrafo y discernía a cerca de cómo dar por zanjado aquel capítulo a la vez que calculaba cuánto me quedaba para terminar el libro entero me dije: ¡Bah! así está bien ¡Aparcao!

Añadí un párrafo de esos melancólicos y profundos, una frase tipo: "Siempre nos quedará París" o "Nadie es perfecto", y voilà ¡Continuará!

Si, si, como lo lees. Simplemente aquel era el lugar y de ahí no habría avanzado ni a tiros. Y menos mal que lo hice porque el concurso sólo admitía novelas de hasta 250 páginas.
Me quedé mirando la pantalla como una estúpida, imaginándome sosteniendo el premio, como la Jennifer Lawrence con su Oscar, sosteniendo mi primera novela bajo el brazo, sonriendo y dando las gracias a todos los que me habían ayudado e inspirado.




¡Ah! ¡Qué recuerdos!

A la mañana siguiente y después de varios meses  intensos escribiendo hojas y hojas, capítulos y capítulos, palabras y más palabras, devanándome los sesos por encontrar un título que resumiera todo sin ser ridículo, ni superfluo, ni cursi, ni repetitivo... tratando de encontrar la fórmula perfecta para atraer, llamar la atención y tentar al lector de esta manera... bueno, pues después de todo eso: se lo conté a mi familia.
Si, si amigos míos, hay gente tan extremadamente extraña que en vez de presumir de sus logros los ocultan bajo cientos y cientos de claves secretas y códigos que sólo un experto descifrador de claves encriptadas podría lograr resolver.

Durante los dos años en los que tardé en terminar el libro, se llamó Disonancia cognitiva tema 2.docx, un título anodino con el que me aseguraría de que nadie, jamás, se viera tentado a abrirlo. Y aunque así hubiese sido, soy la única persona en el universo que sabe que los documentos Word pueden encriptarse.
Sólo alguien con un importante trastorno de "diosabequé" es capaz de hacer un libro sólo para sí mismo. Pues yo lo hice. Tenía coletazos de lo más extraños ya que de la noche a la mañana pasé de protegerlo hasta límites preocupantes, a contarlo a mi familia, imprimirlo y mandarlo a un concurso a nivel nacional para que seis o siente expertos en literatura lo leyesen y juzgasen.

He de admitir que antes de mandarlo me sentía como Oda Mae Brown (Whoopy Goldberg en Gosht) cuando tuvo que donar los cuatro millones de dólares a las monjas.


Si bien es cierto que les conté a mis padres y familia en general (incluso a mis amigos) que había escrito una novela y que la había presentado a un concurso (eso mola, y decirlo en voz alta más), no les dejé leer ni una línea.

Que sí, que sí, que estoy para que me encierren.


Para explicarte el porqué de este comportamiento tan infantil y preocupante, qué mejor que citar textualmente las palabras de Eduardo Archanco (Consultor en rehabilitación, escritor, analista tecnológico y colaborador de Applesfera) que definió en su post ¿Quién es el loco que quiere publicar un ebook?, exactamente lo que yo no me atrevía admitir. 
Ojo al dato porque todo tiene una explicación:

"El que escribe por placer

Es el grupo más numeroso de personas y encaja con la gran categoría de ficción. Suele tener varios relatos escritos e incluso alguna novela en un cajón, pero no se atreve a dar salida a sus inquietudes. Sí que quiere publicar un ebook con su obra aunque le preocupa el qué dirán sobre ella.
Lleva dedicándole mucho tiempo a sus historias y se pasa el día imaginando nuevas tramas y personajes. Es sensible a lo que otros puedan pensar sobre él a raíz de sus relatos y no quiere que una crítica negativa acabe con su más preciado bien.
Pero al mismo tiempo no puede evitar preguntarse si todo el mundo de ficción que ha creado puede llegar a gustar a otras personas tanto o más de lo que le gusta a él. Cuando al final se decide a dar el salto y publicar un ebook con sus narraciones, no puede evitar un sentimiento de pérdida de intimidad."   (Ebookhermanos.com)

Sencillamente es así. No es que crea que mi novela no vale la pena, (de hecho la tengo en muy alta estima) pero sí es cierto que con ella estamos abriendo la puerta a todo aquel que la lee a aspectos de nosotros mismos que nadie conoce más que uno mismo. No puedo ni imaginar la ansiedad con la que mis hermanas albergan el momento en que les diga tan siquiera cómo se llama la novela. Si yo fuese ellas ¡la intriga me mataría

Desde aquí quiero agradecerles el que nunca jaqueasen mi ordenador (yo al menos lo habría intentado).

La verdad es que necesitamos desprendernos de esos miedos ridículos porque si creemos en nosotros mismos tanto como para empezar a escribir, entonces sólo necesitamos darnos una oportunidad de demostrar lo que sabemos hacer. 


Mejor o peor, siempre habrá críticas, pero lo más importante es que uno mismo sepa que lo está haciendo y que por fin saltó, cantó, escribió, se declaró o simplemente dejó que otros leyesen lo que había escrito. 

P.D.: No, no gané. Aunque, pensándolo mejor... sí que gané.



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