miércoles, 26 de noviembre de 2014

De los creadores de "El título me costó media vida" llega "La portada me va a volver loco"

Como  bien decía John Hammond (Parque Jurásico I y II): "No escatimemos en gastos"

El título del libro normalmente es secundario. Puedes llamar a tu libro "Patata frita", y que eso no le importe al lector, mientras que tu portada sea de diez.

Me pasé horas dándole vueltas a la cabeza pensando en la frase o palabras que mejor describiesen el alma de mi primera novela, y finalmente el título llegó cuando dejé de buscarlo. Como todo ¿no?

Pero esa agonía no es  ni equiparable a la tensión que me embargó cuando me tocó elegir portada. Si un título puede no ir directamente relacionado con la temática del libro en sí, la portada tiene que ser lo más fiel posible a la esencia del mismo. Sobre todo si tu decisión es auto publicar tus propias creaciones. Si has tenido la suerte de que tu libro ha sido seleccionado por una editorial de las de toda la vida, entonces este  no supondrá un mayor problema para ti ya que ellos pueden incluso cambiar el nombre a tu libro, siempre y cuando a ellos les parezca más o menos comercial.

Este post entonces es para aquellos a los que la publicación tradicional no les ha dado resultado y por ende desean intentarlo por sus propios medios, siendo ellos mismos autores, productores, editores, correctores, diseñadores y publicistas...con lo que ello implica.

Parece una locura pero hay una manera de hacerlo y no acabar completamente loco.
Lo principal es LA ORGANIZACIÓN. De eso hablaré en otro post más adelante.

El ser humanos es un ser visual que funciona por estímulos, cuanto más estímulos, más atraídos nos encontraremos y nos decantaremos más por una obra o por otra. Hablamos de la portada como de la esencia, alma, imagen de todo un proyecto y si no captamos la atención suficiente con ella, no conseguiremos que lean el título, y mucho menos la sinopsis.

Algunos trucos:

- No la sobrecargues de elementos fútiles que terminarán no por llamar la atención sino por agobiar a posibles compradores. Recuerda que menos es más.
- Intenta que tenga que ver, en la medida de lo posible, con el libro, o al menos con la temática. Si escribes sobre recetas de cocina, no pongas en ella una máquina de coser.
- Recuerda que el tamaño de la portada, o lo que será visible para los compradores en los catálogos virtuales, apenas ocupará un 3% de todo su enfoque visual, y si a eso le añades la presión de estar rodeado de un centenar de obras dispuestas como la tuya a llevarse el gato al agua, eso nos obliga a volvernos ultra exigentes. Sé tan exigente con tu obra como lo serías a la hora de comprar un libro.
- Trata de no usar letras alocadas o desordenadas que confundan, ni abusar demasiado del colorido creyendo que así llamaremos la atención. Curiosamente se obtiene el efecto contrario.
- Ten cuidado con las imágenes que descargues o uses para elaborar la portada ya que si están sujetas a derechos de autor y tú las usas con fines lucrativos, puedes verte en un problema. Fotolia es una web en la que por menos de un euro puedes hacerte con los permisos necesarios para usar una imagen, y que en el futuro no te lleves sorpresas.
- En caso de no poseer conocimientos suficientes a cerca del photoshop, edición fotográfica y su funcionamiento, y para que no pierdas tiempo innecesario aprendiendo a manejar estas herramientas, te recomiendo que encargues esa labor (la cual es de vital importancia) a profesionales que por un precio razonable harán que tu libro luzca como si de un súper ventas se tratase. Permíteme recomendarte los servicios de Ebookhermanos que van desde el diseño a la distribución de la obra, e incluso la creación y alojamiento de tu propio blog... más un sin fin de servicios a precios completamente justos. 
Son muy apañaos estos dos. En su blog  (el cual sigo como si de la biblia se tratase) podrás encontrar decenas de trucos para auto publicar tu propia obra de manera gratuita en todo momento, aunque si te supera la cantidad de pasos que hay que dar, ellos se ofrecen a hacerlo por ti. Claro que, como es lógico, ese servicio habría que pagarlo.

En fin, sea como sea, hagas lo que hagas, decidas lo que decidas hacer, espero que el resultado sea exactamente aquello que desearías ver en una estantería online, aquello que tú comprarías, y sé honesto contigo mismo porque en eso se basa.
La profesionalidad que demuestres en este aspecto será la que los lectores atribuirán al resto de la obra, así que ¡no escatimes!

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